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martes, 18 de mayo de 2010

Trastornos antisociales de la conducta


La conducta antisocial se está convirtiendo en un problema serio entre la infancia y la adolescencia.
¿OS ACORDÁIS de la historia de Robert Thompson y Jon Venables, que, a sus 10 años, secuestraron, torturaron, mataron y descuartizaron en la vía del tren a un pequeño de dos años y medio?
Su crimen y la sentencia que les condenó a ocho años de reclusión, conmocionó al mundo.
No todos los casos llegan a estos extremos, pero los niños y jóvenes con conducta antisocial presentan comportamientos agresivos repetitivos, holgazanería, rupturas y choques más o menos continuados con las normas de casa y de la escuela, robos, y otros más extremos como incendios o vandalismos.
Es muy difícil que un niño presente todos los síntomas. Lo más probable es que haya un síntoma central y otros asociados. Lo más normal es que los niños y adolescentes con conducta antisocial presenten anomalías en otras áreas de rendimiento: hiperactividad, retraso escolar, trastornos depresivos, falta de comunicación y escasas habilidades sociales, quejas somáticas, etc.

¿Cuáles son las causas de la conducta antisocial?


Suele aparecer en niños de familias marginales o muy inestables. Es frecuente que ellos, a su vez, hayan sido víctimas de malos tratos o de abusos sexuales. Los trastornos mentales graves (esquizofrenia, paranoia, trastornos de la personalidad) o anormalidades neurológicas suelen abundar en sus entornos familiares A menudo vemos trastornos de la conducta en niños que presentaban TDAH. ( trastorno por déficit de atención e hiperactividad). También puede aparecer en asociación con trastornos de la personalidad (lo que antes se llamaba "personalidad psicopática").

¿Y qué es el trastorno de personalidad?

El trastorno de personalidad, por definición, es una evolución deformada de la personalidad, innata, estable y prácticamente imposible de modificar. Uno de los trastornos de personalidad más destructivos, la personalidad sádica, puede amplificar de forma dramática el comportamiento antisocial. Se trata de un patrón patológico de conducta cruel, dirigida hacia los demás, y que se identifica al principio de la edad adulta. Pautas de conducta cruel con animales son frecuentes en niños con futura personalidad sádica. En estos casos, la crueldad suele actuar como un método de dominación en las relaciones interpersonales, más que como una fuente de placer.
Los trastornos antisociales del comportamiento, así como los casos de personalidad sádica, no son excesivamente frecuentes en la población general (9% de varones y 2% de mujeres en edad prepubertal presentan, en algún momento, conducta antisocial) pero es casi generalizado en poblaciones forenses (niños con antecedentes delictivos).
Hay un conjunto de medidas problemáticas tales como pelearse, desobedecer, mentir, robar, que los padres y maestros deben afrontar en el curso del desarrollo normal. De todas formas, lo más significativo de las conductas antisociales en los niños normales, es que tienden a desaparecer durante el desarrollo y/o en respuesta a las actuaciones de los padres, maestros y compañeros. Su persistencia e intensidad extrema es lo que les da carácter de disfunción clínica.


Tratamiento de las perturbaciones de la conducta.

Son varios los tratamientos en los que existen pruebas empíricas acerca de su eficacia y que se revelan como prometedores para el tratamiento de los menores con problemas de conducta.

1.- El adiestramiento educativo de los padres ha demostrado ser muy efectivo en disminuir la conducta agresiva y provocativa de los chicos. Después del entrenamiento de los padres, la conducta de los chicos con problemas de comportamiento (en casa y en la escuela) desciende hasta las mismas tasas de sus compañeros no problemáticos.

2.-La terapia de conducta es muy efectiva (su efectividad aumenta aún más si se combina con el adiestramiento de los padres) para el tratamiento de conductas específicas. Tales terapias deben ser aplicadas en el marco de centros especialmente dedicados al acogimiento, tratamiento y reinserción de los niños con tales alteraciones.


3.-En el negativismo desafiante las terapias cognitivas son un camino prometedor. Por ahora los datos disponibles demuestran que sus efectos sobre la conducta agresiva o los cambios conductuales sobre la vida diaria, son mejores que los que producen las terapias anteriormente citadas.


4.-Farmacológicamente no se dispone de un tratamiento específico para el trastorno de conducta o para la conducta agresiva. La unión de técnicas de modificación de conducta y determinados fármacos ha producido modificaciones interesantes en conductas agresivas. Desgraciadamente estos cambios se han observado en casos puntuales, y no han demostrado ser permanentes.


¿Y qué pensáis de la reinserción de estos niños?


En el caso de Venables y R. Thompson, en la primavera de 2001, cuando se debía considerar su posible liberación, un eminente psicólogo evaluó a ambos. Describió a Thompson como un niño que había aprendido a desconectar emocionalmente por los traumas que había sufrido de pequeño, sobre todo el abandono de su padre, que les dejó cuando tenía seis años, y la violencia que había visto en casa antes y después de eso. Los paralelismos con Venables resultaban evidentes: ambos tenían problemas en su casa, un entorno violento donde se abusaba del alcohol, graves conflictos entre sus padres, hermanos con dificultades de aprendizaje y, además, sufrían el acoso de sus compañeros.

Desde que quedaron en libertad condicional, Thompson y Venables han llevado una vida tranquila y equilibrada. El primero trabajó en una tienda durante un tiempo y luego en un local público. Ambos tienen nueva identidad, aunque mantienen un contacto frecuente con los funcionarios que les vigilan. De hecho, estarán vigilados de por vida. Ya no son Venables y Thompson, pero, en el fondo, siguen siendo y serán por siempre los asesinos de James Bulger.

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